jueves, 9 de mayo de 2013

Exiliados



 
Un estilo tiene que ser individual, porque es la expresión de una manera individual de sentir.
Middleton Murry

La poesía siempre estará más viva que los poetas que la quieren encerrar.
Marco Fonz


La semana pasada leí un texto de Marco Fonz (Ciudad de México, 1965) que la revista Círculo de Poesía publicó en el mes de marzo: La poesía mexicana: Un espejismo que sueña, y aunque no estoy de acuerdo con todas sus reflexiones me parece necesario rescatar algunas de sus ideas basada en ese espíritu de diálogo con que cierra su interesante análisis sobre los vicios de nuestra poesía.

Podemos resumir en tres las ideas generales que aborda en su ensayo:

1)     Desde que se ha buscado lo nacional en todos los aspectos de la vida del mexicano a partir de la Independencia de este país (siglo XIX) la poesía carece de algo tan sencillo como lo que va unido a su etimología: poiesis, creación. Por algún dislate, muchos poetas mexicanos en vez de crear, dice Fonz, se dejan “influenciar” por las poéticas de otros países para terminar copiando, plagiando o intertextualizando estas poéticas y firmándolas como propias.

2)     La siguiente reflexión es más grave que la anterior y, para nuestra calamidad cultural, más vigente: la corrupción de los grupos literarios. A través de Roberto Bolaño escuchamos durante casi toda la década de 1990 que Octavio Paz fue el mayor obstáculo literario que enfrentó en su carrera. Después se fue a Barcelona y fue haciéndose un camino ligado sobre todo a su voluntad y persistencia en las letras. En México hay poetas –habrá que observar si lo son- favorecidos por: el sistema, o de manera más clara por los funcionarios públicos en turno; otros son favorecidos por sus cuates poetas y rechazan a otros porque esta corrupción ha hecho una situación piramidal de la poesía mexicana y mientras menos poetas haya más oportunidades tienen aquéllos de alcanzar la punta (al menos así lo deben creer), y hay editores que favorecen a unos poetas sobre otros y de ninguna manera se debe a la calidad literaria (muchas veces los editores no se dan cuenta de la técnica usada por los poetas –ni les debe importar-, sino que se fijan en otras cosas: las ventas, la influencia política y cultural que pueden obtener de alguno de estos personajes, el prestigio que les puede aportar señalar que publicaron a escritores consagrados pero cuya literatura se ha vuelto cómoda y, muchas veces, insignificante literariamente.

3)     A pesar de lo anterior, existe poesía mexicana alternativa que se ha abierto camino en muchos casos como Bolaño y en otros fundando editoriales. Gracias a esto podemos observar que lo que caracteriza a esta poesía no es la búsqueda de una poética nacional sino la consolidación del territorio poético de cada autor. Aunque muchas veces algunos de estos poetas exageren con las formas desestructuradas y no se vinculen con los lectores, la multiplicidad de voces poéticas es un acierto enorme que nos desvela Fonz porque ha ido fragmentando la abigarrada estructura cultural que poseemos y favorece el surgimiento de poetas de cualquier sector de la sociedad.

Desde mi punto de vista, uno de los errores que existen en México, al margen de esto que se ha mencionado, es la creencia de que la poesía es algo elevado e inalcanzable, así se enseña y así se le aleja de los lectores. Sin embargo, ni los poetas son dioses ni la poesía es inalcanzable, como cualquier arte es algo que si se practica diariamente en algún momento se alcanzará la meta deseada.

Enseñar que la poesía es poiesis, es decir creación, y que se ejerza no como repetidores de versos sino como creadores de versos, estrofas, figuras retóricas: poemas; aportará un vigor enorme a la poesía. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que la poiesis, siguiendo a Aristóteles, es asimismo imitación. Es decir, pensando en la reflexión final de Fonz sobre las diversas poéticas que actualmente existen no podemos llegar a ellas en la ignorancia, sin saber imitar las formas clásicas de la poesía. Para llegar a la poiesis hay que dominar la tecné (la técnica), eso es el Arte, cualquier arte. Pero si los editores no dominan la tecné ni saben de la poiesis, entonces habrá que volver la mirada a los textos que están publicando y cuestionarlos a ellos, a los editores, su falta de compromiso literario.

Colofón: El único compromiso que deben tener los poetas es el que pactan con la hoja en blanco y con su arte.

Aquí les dejo el vínculo del ensayo de Marco Fonz: La poesía mexicana: Un espejismo que sueña.http://circulodepoesia.com/nueva/2013/03/la-poesia-mexicana-un-espejismo-que-suena/

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