Memoria de la ausencia
Fonseca era una ausencia. Una ausencia
doble. La de aquellos años en que estuvo sin estar y la de los años posteriores
en que faltó definitivamente. Eso era Fonseca.
Javier Núñez. La doble ausencia.
El
pasado 3 de marzo el escritor Godofredo Olivares presentó en la Feria un libro
que ganó el Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo 2012: La doble ausencia de Javier Núñez. Le tocó ser jurado y
defender ante otros dos escritores esta obra como la que debía ser premiada. De
manera imprevista, otro de los miembros del jurado llevaba el libro para
debatir por qué debía ganar el premio.
La doble ausencia de
Javier Núñez es la historia de un joven de veintitrés años que encuentra una
libreta de memorias de su padre, un escritor poco conocido (Eduardo Fonseca) y
muerto en un accidente fluvial cuando el joven tenía ocho años, y en la que
encuentra una foto de una adolescente desnuda, Sofía, con la que mantuvo una
relación mientras estuvo casado. Santiago deja su casa con la idea de
reconstruir la imagen de su padre a través de esta chica, de los libros que
escribió y de las señales que aparezcan durante esta andanza.
A
través de Sofía, con quien empieza una relación —erótica para ella, amorosa
para él—, desentierra a un padre contradictorio, complejo y descubre una serie
de intrigas en la que Fonseca se dejó envolver. El ser humano es
tiempo, tiempo y circunstancias, parece develar el autor en esta cadena de
sucesos, percepción que se sugiere en las fotografías que la propia Sofía se
toma desnuda desde que era adolescente, porque el cuerpo desnudo es la marca
más visible del paso del tiempo en nosotros. Es la memoria más fidedigna.
Capturar en una fotografía lo que fuimos. Lo demás que podemos evocar es falso,
no hay fotografías de la memoria, cada uno de nosotros recordará lo que a su
mente le quede o le plazca por recordar.
Así que la búsqueda de Santiago Fonseca por el recuerdo de su padre es insensata. No hallará el rompecabezas que fue a buscar; no obstante, desenterrará algo extraordinario tejido en una trama donde la cantidad de información que nos proporciona el autor a lo largo de la novela es casi matemática. Una novela que nos recuerda que aunque tratemos de ser escritores modernos podemos ofrecer al lector un texto atractivo, de lectura ágil, intenso y profundo, todo a la vez, complejo y contradictorio como los seres humanos, aunque la lectura dure lo que dura la memoria.
Javier
Núñez. La doble ausencia. México:
Universidad Veracruzana. 2013.
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