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Mostrando entradas de mayo, 2013

Contra los poetas

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De modo que si queremos que la cultura no pierda todo contacto con el ser humano, debemos interrumpir de vez en cuando nuestra laboriosa creación y comprobar si lo que creamos nos expresa o no. Witold Gombrowicz Más conocido por sus notables cuentos y por su rivalidad con Jorge Luis Borges, a quien admiraba cuando llegó de Polonia a Argentina huyendo de la Segunda Guerra Mundial, Witold Gombrowicz (1904-1969) enfatiza en estas dos conferencias publicadas por Tumbona Ediciones bajo el nombre de Contra los poetas el innecesario y mítico culto religioso que el poeta, apoyado por sus seguidores, se hace a sí mismo y a su arte, aunque éste cada vez esté más lejano del lector común.          El poeta escribe para sí mismo y para otros poetas, asegura Gombrowicz, porque se deleita en el abuso de las formas alejándose del contenido de sus expresiones y, lo que es peor, se revela que muchas veces el poeta escribe sin tener nada que decir. P...

Una vieja discusión

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La literatura es elevación. No inspiración, les ruego. Elevación. Epifanía joyceana. Es el instante en el que se tiene la impresión de que, en toda la nulidad del hombre y de la vida, hay de todos modos unos cuantos momentos privilegiados, que hay que aprovechar. Danilo Kis El día de ayer redescubrí con placer por qué me gustaba leer a Platón. Ciertamente, ya no me fascina por el tono con que en los diálogos Sócrates ataca a sus contrincantes y para ello usa una herramienta que se supone el mismo Sócrates vilipendia en razón de la “verdad” que dice buscar, la retórica. A pesar de esto, leer Ión o de la poesía es traer al presente una vieja discusión que sin embargo sigue causando escozor entre los escritores: ¿el poeta (entiéndase creador en su más amplio sentido literario) escribe bajo el influjo de una diosa o es la técnica aprendida, estudiada y repetida lo que lo hace creador?          En este breve diálogo, Platón a través d...

Robert Walser: El paseante

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A Rober Walser lo conocí como uno de esos bartlebys de los que Enrique Vila-Matas escribe en su libro Bartleby y compañía . Ser bartleby no es fácil, pero ser un bartleby de la escritura es realmente complicado. Los bartlebys toman su nombre del escribiente Bartleby, personaje del cuento homónimo de Herman Melville: Un empleado que se queda a vivir en la oficina en la que ha dejado de trabajar, que deja de tomar café, té, cerveza, de comer, y que a todo lo que se le cuestiona da la misma respuesta: “Preferiría no hacerlo”.          Los bartlebys son seres —y retomo las palabras con que el narrador del libro de Vila-Matas los califica— en los que habita una profunda negación del mundo. No hay mejores palabras con las que definir lo que simboliza Robert Walser (1878-1956). Querer ser escritor, terminar odiando el oficio y vivir abrumado entre la necesidad de escribir y preferir no hacerlo revela por qué Walser deseaba ser olvidado. ...

Exiliados

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  Un estilo tiene que ser individual, porque es la expresión de una manera individual de sentir. Middleton Murry La poesía siempre estará más viva que los poetas que la quieren encerrar. Marco Fonz La semana pasada leí un texto de Marco Fonz (Ciudad de México, 1965) que la revista Círculo de Poesía publicó en el mes de marzo: La poesía mexicana: Un espejismo que sueña, y aunque no estoy de acuerdo con todas sus reflexiones me parece necesario rescatar algunas de sus ideas basada en ese espíritu de diálogo con que cierra su interesante análisis sobre los vicios de nuestra poesía. Podemos resumir en tres las ideas generales que aborda en su ensayo: 1)      Desde que se ha buscado lo nacional en todos los aspectos de la vida del mexicano a partir de la Independencia de este país (siglo XIX) la poesía carece de algo tan sencillo como lo que va unido a su etimología: poiesis , creación. Por algún dislate, muchos poetas mexicanos en vez de c...

Agota Kristof: La necesidad de escribir

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La actitud arquitectónicamente estable y dinámicamente viva del autor con respecto a su personaje debe ser comprendida tanto en sus principios básicos como en las diversas manifestaciones individuales que tal actitud revela en cada autor y cada obra determinada. Mijaíl Bajtín   El fin de semana me topé, en la mesa de “novedades” de la librería Gandhi, con un libro publicado por Ediciones Obelisco en 2006, La analfabeta de Agota Kristof. Más conocida por su trilogía sobre Lucas y Claus ( El gran cuaderno , La prueba y La tercera mentira ), esta autora construye un relato autobiográfico en donde entrelaza temas presentes en la obra antes referida: la tensa y áspera infancia, la vida después de la segunda guerra mundial, la separación de la familia, el cruce de la frontera y sus consecuencias y el proceso que va desde la revelación de la necesidad de escribir en una persona a su consolidación. Con este libro, Kristof vuelve a hacer evidente una tesis que reverbera en su t...