Memoria de Poe/II
Al
criticar la formación literaria y
cultural de Poe no debería olvidarse que en los años 1831 y 1832, cuando su
carrera de escritor quedó definitivamente sellada, Edgar trabajaba acosado por
el hambre, la miseria y el temor; el hecho de que pudiera seguir adelante y
remontar día a día nuevos peldaños hacia su propia perfección literaria prueba
toda la fuerza que habitaba en este gran débil.
Julio
Cortázar
Tras su salida de la casa paterna, Edgar Allan
Poe se embarcó rumbo a Boston para probar fortuna. Apenas llegado a aquella
ciudad, una accidental amistad con un impresor le permitió publicar su primer
libro en mayo de 1827, Tamerlán y otros
poemas. En el prólogo de esta obra, Poe sostuvo que todos estos poemas los
había escrito antes de los catorce años (Poe contaba con dieciocho años en 1827),
aunque se observa en algunos, como en el mismo “Tamerlán”, la búsqueda de una identidad
como poeta y como persona a partir de la ruptura con su padre adoptivo. He aquí la primera estrofa:
Tamerlane
Kind solace in a dying hour!
Such, father, is not (now) my theme—
I will not madly deem that power
Of Earth may shrive me of the sin
Unearthly pride hath revell’d in—
I have no time to dote or dream:
You call it hope—that fire of fire!
It is but agony of desire:
If I can hope—Oh God! I can—
Its fount is holier—more divine—
I would not call thee fool, old man,
But such is not
a gift of thine.
[Tamerlán
¡Ah, gentil alivio en la hora moribunda!
Mas, padre, tal no es (ahora) mi tema;
No seré tan loco para pensar que algún poder
De la Tierra puede absolverme del pecado
Mas, padre, tal no es (ahora) mi tema;
No seré tan loco para pensar que algún poder
De la Tierra puede absolverme del pecado
Del que mi arrogante orgullo gozó;
No tengo tiempo para desvaríos o sueños:
No tengo tiempo para desvaríos o sueños:
Tú llamas a esto esperanza; ¡a este fuego del
fuego!
Pero es sólo agonía del deseo:
Pero es sólo agonía del deseo:
Si yo puedo
esperar —oh, Dios, y puedo—
Es porque su fuente es sagrada, más divina;
Yo, anciano, no podría llamarte tonto,
Yo, anciano, no podría llamarte tonto,
De cualquier modo tal don no es tuyo.]
Este breve volumen está
impregnado del estilo byroniano y de ciertos temas románticos como el sueño, el
amor, la esperanza y la melancolía de un espíritu solitario. Obvia decir que el
libro no se vendió y el joven de pronto se vio sin dinero, en una miseria
espantosa, y determinó que su único camino en ese momento era enrolarse en el
ejército como soldado raso. El soldado Edgar A. Perry —pues con este alias se
había reclutado— no tardó en destacar de entre sus compañeros y ser ascendido a
sargento mayor. Pero la ilusión por la literatura aún se hallaba en su corazón.
Luego de dos años le escribió a John para que lo apoyara solicitando la baja
del ejército, pues se dio cuenta de que para escribir necesitaba tiempo,
dinero, bibliotecas, contactos, y aún le faltaban tres años para terminar su
período en el ejército; pero Allan no respondió. Transferido a Virginia, muy
cerca de la casa de los Allan, deseoso de ver a su madre, reflexionó que su
padre no lo ayudaría si continuaba manifestando su deseo por una carrera
literaria, así que volvió a escribirle añadiendo que quería entrar en la academia
militar de West Point. Esta vez John Allan aceptó, sin embargo, Poe sufrió un
nuevo revés del destino. Su madre murió mientras él estaba en el cuartel y Edgar
ni siquiera pudo darle la despedida a Frances, porque el mensaje llegó tarde y
no pudo cumplir con el deseo materno de verlo por última vez. Cuando visitó la
tumba, que estaba muy cerca de la de Helen, aquel primer amor poético, cayó
inconsciente y los criados tuvieron que llevarlo hasta el carruaje.
Antes de ingresar a West Point, Poe visitó a su verdadera
familia en Baltimore: su abuela paterna, su tía María Clemm, los hijos de ésta,
Henry y Virginia, y su hermano mayor. Es claro que Poe buscaba aceptación
familiar y cariño por el dolor que albergaba ante el fallecimiento de su madre
Frances y el rechazo constante de su padre, y lo encontró en la tía María,
quien, como Poe lo manifestó en un soneto (“To my mother”, 1849), se convirtió
en su verdadera madre, sobre todo en los difíciles años por venir.
En esta época (1829) vive en casa de su tía y, en espera de
su aceptación por parte de West Point, consigue por fin un editor con ayuda de
John Neal, escritor muy conocido en aquellos días. Así aparece publicado Al aaraaf, largo poema del mismo corte
romántico que los anteriores, en conjunto con Tamerlán y otros poemas. De igual modo que con Tamerlán, Poe había depositado
su esperanza en este libro que distribuiría entre sus amigos.
West Point lo aceptó en marzo de 1830, aunque su estancia
fue igualmente corta por la falta de ayuda económica de John Allan, quien en
este punto ya estaba sumamente decepcionado de su hijo adoptivo, pues veía que
a pesar de la falta de apoyo en la carrera literaria que Edgar deseaba, su hijo
era publicado y no tenía en la mira una profesión que le valiera ser el orgullo
de su padre. Éste, al igual de lo ocurrido en la Universidad de Virginia, no lo
apoyó económicamente (menos ahora cuando acababa de contraer nupcias con una esposa
que sí le daría los hijos legítimos que tanto anhelaba), esta vez ni siquiera
para los gastos más necesarios y, con ayuda de un coronel, Poe se hace expulsar
de la academia y logra, a través del financiamiento de algunos de sus
compañeros, publicar un tercer libro: Israfel.
Israfel
And the angel Israfel, whose heart-strings are a lute,
and who has the sweetest voice of all God’s creatures.
KORAN
In Heaven a spirit
doth dwell
“Whose
heart-strings are a lute”;
None sing so wildly
well
As the angel
Israfel,
And the giddy stars
(so legends tell),
Ceasing their
hymns, attend the spell
Of his voice, all
mute […].
[Israfel
Y el ángel Israfel, cuyas cuerdas del corazón
son un laúd, tiene la voz más dulce de todas las criaturas de Dios.
Corán
En el Cielo mora un espíritu
“Cuyas
cuerdas del corazón son un laúd”;
Ninguno canta tan apasionadamente
Como el
ángel Israfel,
y las
estrellas mareadas (dicen las leyendas)
deteniendo sus himnos, asisten al hechizo
de su voz, todas en silencio […].]
En 1931, sin dinero, hambriento
y angustiado, regresa a la casa de la tía Clemm en Baltimore, a su hogar. Al
poco tiempo de instalarse, muere su hermano, quien padecía una tuberculosis terminal.
De esta manera pudo escribir, en la soledad de su buhardilla, sus poesías y
dirigió su atención hacia un género que en aquella época parecía más vendible:
el cuento. Su primer relato publicado, “Metzengerstein”, dice Cortázar, “nació
como Palas armado de punta en blanco, con todas la cualidades que habrían de
alcanzar perfección unos años después”.
Durante este tiempo, ahogado por unas deudas pasadas,
probablemente de su hermano o de él mismo, le escribe otra vez a John, quien
responde de manera indirecta y por fortuna no lo llevan preso. Pero la relación
con su padre adoptivo está a punto terminar. En 1832, Edgar se entera de que
John acaba de hacer su testamento y corre a “su” casa, en una mezcla de interés
y recuerdos de infancia, a verlo, pero ni siquiera lo ve, pues la puerta está flanqueada
por la nueva señora Allan. “En nombre de Dios, ten piedad de mí y sálvame de la
destrucción”, es lo que le dice en la última carta que le envía a quien ocupó en
la Tierra el papel de padre de Poe, pero Allan ya no le contestaría, pues falleció
hacia 1834 sin dejarle un sólo centavo.
Afortunadamente, Poe empieza a ganar dinero con su
escritura. En 1833 obtuvo el primer premio (y cincuenta dólares) en el concurso
de cuentos del Baltimore Saturday Visiter
con el cuento “Manuscrito hallado en una botella” y, a pesar de la miseria, Poe
ya era conocido en los círculos literarios de Baltimore y su cuento ganador le
valió gran admiración que le abriría otras puertas.
Comentarios
Publicar un comentario