El crítico como artista y el artista como crítico
Uno de los libros con que abriré mi
próximo curso, Taller de crítica, en el Centro de Cultura Casa Lamm es un texto
poco conocido de Oscar Wilde: “El crítico como artista”, publicado en 1891 como
parte de su colección de ensayos Intenciones, pero que apareció
originalmente en la revista literaria The Nineteenth Century con
el título La verdadera función y valor de la crítica. Dividido en
dos partes: El crítico como artista (con algunas observaciones sobre la
importancia de estar ocioso) y El crítico como artista (con algunas
observaciones sobre la importancia de discutirlo todo), este ensayo está
escrito a la manera de un diálogo platónico y comprende muchas de las ideas
estéticas de Wilde a la vez que hace un lúcido análisis sobre el panorama
literario de su época.
Sentado en la biblioteca de su casa en Piccadilly, Gilberto toca el piano
mientras Ernesto encuentra un libro de memorias en una mesa. El descubrimiento
de este libro le permite a Ernesto cuestionar a su amigo sobre el interés que
éste tiene acerca de un género de libros escrito por “gente que o bien ha
perdido totalmente la memoria o bien nunca ha hecho algo que valga la pena: lo
cual, con todo ―continúa Ernesto―, constituye sin duda la verdadera
explicación de su popularidad, ya que el público inglés se siente siempre
perfectamente a sus anchas cuando le habla una mediocridad”.
Con esta sugerente afirmación ―hoy quizá vigente más allá de las fronteras
inglesas, aunque bien pudiera matizarse con las afirmaciones de Xavier Rupert
de Ventós, quien en su libro El arte ensimismado afirma: “la
alienación no puede dejar de ser un elemento constitutivo en toda obra de arte”
porque la alienación, nos dice este autor, no es mala, sino previa y necesaria,
debe ser superada, pero no puede ser superada al negarla, sino que el ser
humano ha de transitar por ella como si fuera un peldaño en la escalera del
conocimiento estético, al que sólo se accede por medio de la educación―,
Gilberto comienza una serie de meditaciones sobre la crítica en el arte que
vale la pena considerar:
Al crítico de arte, desde el siglo XIX, se le
percibe como un ser poco creativo, envidioso, mezquino y en cuyas críticas
destruye a quienes “en verdad” son artistas. La figura del crítico desde
entonces se considera como la del artista frustrado que no tuvo el talento para
ejercer ningún tipo de arte. Sin embargo, nos dice Wilde, se nos olvida que
desde la antigüedad griega han existido estos críticos que han analizado el
arte desde diversos roles. Platón y Aristóteles, por ejemplo, el primero en sus
diálogos (Ion o de la poesía, Hipias o de lo bello, Cratilo o del lenguaje) y
el otro en su Poética, nos dan a conocer sus pensamientos con
relación al arte; los artistas que con sus mismas obras plasmaron sus
reflexiones estéticas y su crítica al arte de su tiempo, y, sobre todo, la
afirmación más contundente de Wilde: “los griegos eran una nación de críticos
de arte”, porque a ellos les debemos, por encima de cualquier otra cosa, el
espíritu crítico que ejercitaron en todo cuanto veían: la religión, la
política, la ciencia, la metafísica, la educación, el arte, la literatura, la
vida. “Y te aseguro, querido Ernesto, que los griegos charlaban sobre los
pintores tanto como lo hace la gente hoy, y tenían sus reuniones privadas y
exposiciones baratas y corporaciones de artes y oficios y movimientos
prerrafaelistas e impulsos hacia el realismo, y disertaban sobre el arte, y
escribían ensayos sobre arte y sus arqueólogos y todo lo demás. ¡Si hasta los
empresarios de las compañías teatrales en tournée llevaban
consigo a sus críticos teatrales en los viajes y les pagaban suculentos sueldos
por sus reseñas laudatorias!”. La importancia que el arte tuvo en el mundo
griego no se construyó de manera artificial, sino, seguramente, fue una
construcción reflexiva y discursiva, como asegura el escritor, tanto desde el público
como desde los artistas.
Las ideas estéticas que a partir de este punto
desarrolla Wilde reflejan un principio fundamental para cualquier artista: “Sin
la facultad crítina no existe en absoluto creación artística digna de ese
nombre”. La separación, que por error, ignorancia o necedad, han realizado
algunas personas entre la crítica y la creación sugiere que el arte no necesita
de la crítica y la crítica no es arte. Pero con un análisis agudo Wilde muestra
que esa crítica es fundamental dentro de la creación artística y que incluso la
crítica es al mismo tiempo un arte, como veremos con algunas reflexiones que
presento a continuación:
- Para realizar su obra el artista necesita elegir a partir de su
instinto estético qué elementos incorporará para que, al realizarla, tenga
un efecto en el espectador. “Pues bien: ese espíritu de opción, ese sutil
tino de omisión, es en realidad la facultad crítica en uno de sus modos
más característicos, y quien no posee esa facultad crítica nada puede
crear en el arte”, porque incluso para decidir lo que conviene a una obra
hay que saber qué se está haciendo y conocer, en el caso de la literatura,
sobre teoría literaria, que, junto con el idioma, son los instrumentos del
creador.
- A veces, cuando un gran poema o una novela o cuento dejan en
nosotros profunda huella, llegamos a pensar que el escritor estaba en un
momento tan alto de inspiración que esa emoción espiritual nos la
transmite íntegramente, sin el uso de la razón creadora. Pero no es así.
“Toda obra imaginativa, dice Wilde, tiene conciencia de sí misma y es
intencional”. Es siempre resultado del esfuerzo consciente del creador, de
su estudio, de la práctica que diariamente ejerce sobre su arte y, sobre
todo, del ensayo y el error.
- Crear en la literatura no necesariamente es el reflejo de la vida del
artista, sino su conocimiento de las formas y su transgresión de ellas.
Gracias a la crítica que los artistas han hecho sobre el arte es que éste
ha cambiado sus formas (ya no escribimos siguiendo los modelos arcaicos, o
si los retoma es para sugerir nuevos modelos), porque “una época sin
crítica es, o bien una época en que el arte es inmóvil, hierático y
restringido a la imitación de tipos formales, o bien una época que carece
de arte en absoluto”. Es la crítica precisamente la que ha dado los grandes
movimientos artísticos desde el romanticismo: realismo, parnasianismo,
simbolismo, impresionismo, expresionismo, cubismo, surrealismo, futurismo,
ultraísmo y demás exquisitos o malhadados ismos.
- Bajo aquella concepción del arte separado de la crítica se llega a
afirmar que es más fácil hablar de una cosa que hacerla, pero quienes
aseguran esto, ¿acaso piensan en todas las aristas que tiene tal
afirmación? Para hablar de una cosa en términos artísticos se necesita
exponer no sólo el gusto del que habla, sino su conocimiento sobre el arte
que está juzgando y para hacerlo usa diferentes estrategias del
pensamiento crítico: evalúa, analiza, argumenta, juzga, ejemplifica,
critica…, e incluso sueña, se sueña dentro de la obra que está
contemplando porque, como dice Gaston Bachelard sobre sí mismo, es un
soñador de palabras, él también se deleita cuando crea, se detiene en la
forma, ve a través de los distintos ángulos del arte la obra que se le
presenta, usa a la vez el lenguaje racional y emotivo que le produce la
obra y nos comparte su experiencia estética, las impresiones que le ha
causado una obra, proceso tan subjetivo como difícil de expresar.
Ante
todo esto, Wilde contempla al crítico a contracorriente para su época y
tal vez aún para la nuestra: “Para el crítico, señala Wilde, la obra de arte es
simplemente una sugestión para una nueva obra propia, que no necesita presentar
forzosamente alguna semejanza evidentemente con la cosa criticada”, sino que es
a veces tan sólo el detonador para su propia obra artística, porque para él el
crítico y el artista son uno mismo, ya sea que la obra le invite a escribir una
reseña, un ensayo o incluso una novela, una obra de teatro o un poema. Con frecuencia
olvidamos que muchos de los grandes escritores han sido críticos de arte, del
arte y de su arte: Charles Baudelaire, Thomas de Quincey, André Breton, James
Joyce, Victor Hugo, Alfonso Reyes, Miguel de Unamuno...; y que es ese espíritu
crítico, ejercido de diversas maneras, el que los ha colocado en el pedestal en
que se encuentran.
Ojalá yo llegue a ser una buena crítica aunque sea de mi obra...
ResponderEliminarSegún lo he visto en clase, lo estás siendo, observa hacia atrás.
ResponderEliminarExacto. Al fin un texto que habla y, sobre todo, expone un entendimiento y compresión de lo que es la crítica. Por eso, para aquellos que dicen que el arte no se puede criticar, mejor empiecen a leer todo eso que, evidentemente, no leyeron. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario.
ResponderEliminarUn saludo,
Asmara.