Memoria de Poe / IV y última entrega
The soul… Ne demeure qu’une seule fois dans un corps sensible: au reste, un cheval, un chien, un homme même, n’est que la ressemblance peu tabngible de ces animaux. [El alma… no reside más que una sola vez en un cuerpo sensible: por lo demás, un caballo, un perro, un hombre mismo, no son más que la apariencia poco tangible de sus ánimas.] Edgar Allan Poe. “Metzengerstein”. Por supuesto, perdió su empleo. Un día al entrar en su oficina se encontró con Griswold cómodamente instalado en ella, se sabe que giró en redondo y salió de aquel edificio para no volver más. Luego, la vida de Edgar Allan Poe pasó por un período oscuro, en donde no sólo el alcohol era un agradable compañero ante la desgracia, sino que el poeta actuaba de manera “extraña” —es probable que tuviera alteraciones en el sistema nervioso como respuesta al dolor que le causaba la enfermedad de su esposa—. “Me volví loco”, le dice a un amigo en una carta. Ese mismo año...